viernes, 2 de noviembre de 2012

En defensa de la dieta vegetariana total


EN DEFENSA DE LA DIETA VEGETARIANA TOTAL


Por Miguel Aguilar


El libro Nutrición y salud, del profesor Fco. Grande Covián, especialista en nutrición, es el número uno en ventas en España desde hace tiempo. La primera parte del libro está dedicada a “Mitos, errores y dietas extremas”. Aunque estoy de acuerdo con la mayoría de las críticas, quisiera defender una de las dietas, la vegetariana total (veganista), por contraposición a la lacto-ovo-vegetariana, que además de alimentos de origen vegetal incluye productos lácteos y huevos. Quiero dejar claro que no soy vegetariano. Simplemente creo que un científico no debe dejarse llevar por los tópicos y para atacar al veganismo se usan tres tópicos que se demostraron a principios de siglo. Éstos son: mala calidad de las proteínas vegetales, pobre absorción del calcio y nula ingestión de vitamina B12. Veamos cada uno de estos puntos:

En Nutrición y salud, se afirma que la alimentación vegetariana es incapaz de ofrecer una mezcla de proteínas vegetales que contenga la proporción de aminoácidos indispensables adecuada para el niño en crecimiento sin elevar indebidamente el consumo de proteínas. Afirmación sorprendente, pues no hay más que ir a las tablas de composición de los alimentos para comprobar que dicha afirmación no es cierta.

Para que una proteína se utilice para la construcción de tejidos y no se queme como si fuese un producto energético debe tener la composición ideal, es decir, cada uno de los aminoácidos esenciales debe de encontrarse en la proteína con un cierto porcentaje. Los aminoácidos esenciales, es decir, que el cuerpo humano es incapaz de sintetizar y que por tanto deben ingerirse con la alimentación, forman aproximadamente la tercera parte de la proteína ideal. El resto son aminoácidos no esenciales, es decir, que pueden sintetizarse en el organismo.


Calidad de las proteínas.-

Voy a introducir un término inventado por mí, que permitirá exponer con mayor claridad este punto: porcentaje de idealidad de una proteína. Si tomamos el peso de cada uno de los aminoácidos esenciales contenidos en 100 gramos de la proteína de un alimento y calculamos la cantidad de proteína ideal que podríamos formar a partir de esa cantidad de acuerdo con la composición ideal, obtendríamos para cada aminoácido esencial una cantidad distinta. Puesto que se necesitan todos los aminoácidos esenciales, el peso de proteína ideal que el cuerpo podría formar será el menor de los valores calculados. Este valor lo denominaremos, por tanto, porcentaje de idealidad de la proteína de partida y será 100 para una proteína que tenga la composición ideal.

La leche y los huevos se han considerado tradicionalmente como alimentos con proteínas de alta calidad. Si usamos las tablas de composición de alimentos, encontraremos que el huevo completo tiene unas proteínas con un porcentaje de idealidad de 125 (yema, 118; clara, 121) y la leche, 127. Un porcentaje mayor de 100 indica que la proteína tiene más aminoácidos esenciales de los debidos, es decir, que forman más de la tercera parte de la proteína, lo cual es mejor que un porcentaje menor de 100, que indicaría que la diferencia hasta 100 se desperdiciaría. En particular, para un niño conviene que el porcentaje sea mayor de 100, pues sus necesidades de aminoácidos esenciales son mayores. Por otra parte, las frutas y verduras tienen porcentajes bajos. Así, por ejemplo, el albaricoque, el melocotón y la zanahoria tienen, respectivamente, proteínas con un porcentaje de idealidad de 30, 25 y 23, respectivamente, es decir, muy mala calidad.

Sin embargo, existen algunos alimentos de origen vegetal de los cuales nadie esperaría que contuvieran proteínas con un porcentaje de idealidad alto, y menos observando la tabla que aparece en la página 121 de Nutrición y salud. Esta tabla induce al error, ya que hay dos aminoácidos esenciales que no lo son tanto. En efecto, los requerimientos de fenilalanina y de metionina disminuyen enormemente en presencia de tirosina y cistina, respectivamente. Por tanto, al calcular el porcentaje de idealidad hay que incluir el contenido de estos dos aminoácidos no esenciales en el alimento en cuestión.

Haciendo estas correcciones obtenemos que, por ejemplo, el piñón tiene proteínas con un porcentaje de idealidad de 135 y la harina de soja de 119. El pistacho y la patata asada tienen 102 y 99,3, es decir, ¡Son proteínas ideales! Otros casos próximos son el de la castaña, con un 90, la soja con 92, las espinacas con 97,4, y el caqui con 97,8. Téngase en cuenta que las carnes tienen porcentajes entre 80 y 110. Hay al menos otra docena de alimentos entre los que he calculado que tienen porcentajes entre 70 y 90 (almendras, cacahuetes, pipas, arroz, pimiento, habas, judías verdes, coliflor, etc.).

Además de ser de mayor calidad el contenido de proteínas, la proporción en que se encuentran es en muchos casos similar o mayor a la carne. Así, la ternera tiene un 17% (en peso) de proteínas; el piñón, 13%; la harina de soja, 37%; la soja, 35%; las habas y lentejas, 24%, y el pistacho, 21%. Otros tienen porcentajes similares a la leche (3,5%), como la patata (2-5%), castaña (4,7%) y espinacas (3%).

Por otra parte, existe la técnica de mezclar proteínas de distintos tipos de alimentos (ejemplo, legumbres con cereales), que permite obtener una composición óptima de aminoácidos. En el capítulo dedicado al vegetarianismo, se dice que esta técnica obligaría a consumir una excesiva cantidad de proteínas. Nada más lejos de la realidad; por ejemplo, he calculado el caso de una mezcla de judías blancas con arroz blanco en partes iguales (en peso). El resultado es un alimento con proteínas con un grado de idealidad de 103 (el arroz y las habas por separado tienen porcentajes de 78 y 85, respectivamente) y un 15% (en peso) de proteínas. Hay otros muchos casos similares. Con esos valores no es necesario consumir ni un exceso de proteínas ni de comida.

Por tanto, creo que queda suficientemente demostrado que un vegetariano estricto (veganista), que no come ni leche ni huevos puede conseguir proteínas de tan alta calidad como las de la leche, huevos, carnes y pescados.


Porcentaje de idealidad de las proteínas de un alimento

(Composición ideal = 100)

Huevo completo

Leche
Albaricoque
Melocotón
Zanahoria
Piñón
Harina de soja
Pistacho
Patata asada
Carne de vaca
Carne de cordero
Carne de pollo
Arroz
Judías verdes
Pipas de girasol
125
(yema 118, clara 121)
127
30
25
23
135
119
102
99,3
107
98
90 (blanca)
100 (oscura)
78
82


Absorción de calcio.-

En Nutrición y salud, se afirma que la alimentación con cereales integrales impide satisfacer las necesidades de calcio del organismo debido a la presencia de ácido fítico en las cáscaras de los cereales, pues dicha sustancia formaría compuestos insolubles de calcio que impedirían su absorción por el intestino. Con relación a este punto quiero hacer los siguientes comentarios:

La controversia sobre el ácido fítico empezó en 1925, cuando Mellanby demostró que el calcio en pan confeccionado con harinas integrales de trigo y de avena (harinas con alto contenido de ácido fítico) era menos absorbible que el calcio en el pan blanco, por lo que se decidió añadir calcio extra al pan y se produjo la condena del pan integral como negativo desde el punto de vista de la absorción de calcio. Pero en años posteriores se ha ido comprobando que la gente que come pan integral y/o harina de avena, no tiene un porcentaje de calcio más bajo que la gente que consume pan blanco o que cualquier individuo. Con respecto a esto, conviene decir que los experimentos que demostraron el efecto negativo del ácido fítico fueron realizados con cachorros de perro que sólo tuvieron ese alimento.

En el ser humano existe una enzima en los jugos digestivos que es capaz de descomponer el fosfato de calcio formado por el ácido fítico. Parece ser que esta enzima sólo se desarrolla y su concentración se hace importante cuando se toman con regularidad productos integrales. Además, en el caso de la harina integral de trigo, el ácido fítico puede descomponerse durante el proceso de elaboración del pan por la fitasa existente en la propia harina. La avena contiene poca fitasa, pero el sistema digestivo parece capaz de limitar la acción restrictiva del calcio como se mencionó. Finalmente, es de notar que las comunidades con ingestiones bajas de calcio, excepto por las suministradas por los cereales (integrales), no sufren deficiencias del mismo.

Hoy día, aunque la controversia sigue, se continúa añadiendo calcio a las harinas en muchos países, no por temor al ácido fítico sino por el efecto beneficioso del calcio.


Vitamina B12.-

En Nutrición y Salud, se discute de una manera muy superficial y negativa el problema de la carencia de vitamina B12 en los vegetarianos. La vitamina B12 no se sintetiza en los vegetales y el cuerpo humano tampoco es capaz de producirla. No hay discusión acerca de este punto. Así pues, parecería que un veganista tendría carencia de ella. Sin embargo, algunas bacterias parásitas del intestino bajo son capaces de sintetizarla, pero el problema es que al ser producidas hasta el final del intestino, no pueden ser prácticamente absorbidas por el organismo y por tanto habría carencia.

Pero, paradójicamente, las personas con un nivel de higiene bajo tienen una cantidad de bacterias en todo el intestino mucho más alto del que cabría esperar y así la vitamina B12 sintetizada por las bacterias puede ser absorbida, y estas personas no muestran deficiencia de esta vitamina. Esto explica que en la India no se detecte un nivel de carencia de vitamina B12 correspondiente al de veganismo. Claro que yo no aconsejaría a un veganista que baje su nivel de higiene para obtener la vitamina B12, es más fácil ir a la farmacia y comprar un complejo B.

En algunos libros vegetarianos y naturistas, se afirma que la vitamina B12 se encuentra en grandes cantidades en las levaduras (de cerveza, de panadería, de tórula y extractos) y en el germen de trigo, que son los alimentos más ricos en el resto de las vitaminas del complejo B.

Ninguna de las tablas de composición de alimentos existentes apoyan esta afirmación. Todas ellas coinciden en que la concentración de vitamina B12 es de cero, tanto en el germen de trigo como en las levaduras (fue demostrado por primera vez por Darken en 1953). Por tanto, no hay evidencia que corrobore la pretensión de que la vitamina B12 se encuentre en el germen de trigo o en las levaduras. Sin embargo, hay varios puntos curiosos en esta historia de la vitamina B12. El primero es que en la cerveza existe vitamina B12 (tres veces más que en la leche) a pesar de que no existe en los productos de partida para su fabricación. Su origen es la síntesis de dicha vitamina por las bacterias que realizan la fermentación que produce la cerveza.


Bacterias.-

Otro punto interesante está relacionado con los primitivos aztecas; uno de sus alimentos principales era el alga espirulina, única fuente vegetal de vitamina B12, y además en cantidades enormes (un poco mayor que en la mejor fuente animal: el hígado de los animales). Muchos veganistas incluyen acertadamente esta alga en su dieta. En realidad, estas algas no sintetizan la vitamina B12, sino que la obtienen de unas bacterias asociadas en simbiosis con ellas (según demostraron Ericsson y Lewis en 1954), pero supongo que a un veganista le dará igual obtener su ración de vitamina B12 a partir de unas bacterias en su intestino o de unas bacterias en un alga.

Así pues, está claro que la vitamina B12 sólo se produce por síntesis de ciertos microorganismos y bacterias. Esto es algo que se sabe desde hace unos 35 años. A partir de este punto, la única explicación a la presencia de vitamina B12 en levaduras, extractos, gérmenes, algas y en general cualquier producto de origen vegetal es que estén contaminadas por bacterias y microorganismos que la produzcan.

Por tanto, se pude concluir que se puede obtener vitamina B12 sin necesidad de comer productos de origen animal, ¡pero producida por bacterias!


*Miguel Aguilar, doctor en ciencias físicas y socio numerario de la Real Sociedad Española de Física. Es investigador científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). 

**Publicado en REVISTA TIEMPO ANIMAL No. 2, México.

martes, 30 de octubre de 2012

EL VEGANISMO


EL VEGANISMO
Por Raúl Cruz

Donald Watson (1910-2005), inventor del término y el modo de vida "vegan", fundador de la Vegan Society.


La palabra veganismo viene del término inglés “vegan” y designa un modo de vida basado en el respeto a los animales. El término “vegan” fue inventado por Donald Watson (1910-2005) y su esposa Dorothy en el año 1944 –tomando las primeras tres letras y las dos últimas de la palabra “vegetarian”– con el objetivo de diferenciarse de quienes practicaban el vegetarianismo por compasión o respeto a los animales pero que, sin embargo, admitían otros productos derivados de la esclavitud animal como los lácteos, los huevos y la miel. El 1 de noviembre del mismo año, Watson y su esposa fundaron la Vegan Society (Sociedad Vegana) para difundir ese nuevo modo de vida basado en un verdadero respeto por los animales. Watson definió el veganismo como una filosofía de vida que excluye todas las formas de explotación y crueldad hacia el reino animal e incluye una reverencia a la vida.

En primera instancia, el veganismo es un modo de alimentación estrictamente vegetariano (cero productos de origen animal) pero, al ser una filosofía de vida que tiene como fundamento el respeto a los animales, no puede enfocarse exclusivamente a la forma de alimentarse; rechaza también el uso de cuero y pieles en el vestido y calzado; se posiciona en contra de los experimentos con animales y condena el uso de animales como entretenimiento o diversión. Es decir, el veganismo es, en la práctica diaria, la total abstinencia de productos y subproductos de origen animal, ya que estos sólo pueden obtenerse mediante la dominación, la tortura y el asesinato de los animales.

El veganismo parte de una visión objetiva del mundo; considera a los animales como seres independientes que tienen tanto derecho como nosotros a estar en este mundo, viviendo sus vidas libremente de acuerdo a sus necesidades e intereses; rechaza la visión antropocentrista del mundo que considera a la naturaleza y a sus habitantes (no humanos) como simples recursos que están a su uso y disposición. En este sentido, el veganismo surge como una reacción ante la dominación de los animales por parte del hombre.


***

En el ámbito de la alimentación, el veganismo rechaza contundentemente el consumo de huevos y de productos lácteos, que muchos supuestos vegetarianos toleran porque consideran que para obtener tales productos, los animales no tienen que ser asesinados. Sin embargo, se trata de una explotación atroz contra los animales implicados.

Los huevos parecen ser un producto "libre de crueldad", pero si reflexionamos sobre las horribles condiciones en las que viven las gallinas destinadas a la producción de huevos, el panorama resulta totalmente diferente.


Empecemos por la explotación de gallinas. Los huevos parecen ser un producto “libre de crueldad”, pero si reflexionamos sobre las  horribles condiciones en las que viven las gallinas destinadas a la producción de huevos, el panorama resulta totalmente diferente. Las gallinas son hacinadas en pequeñas jaulas donde apenas pueden moverse, alimentadas con antibióticos y manipuladas genéticamente para incrementar la producción. La tensión y el hacinamiento al que son sometidas desemboca en conductas antinaturales: empiezan a picotearse hasta matarse. Para evitar este tipo de comportamiento, o más bien para proteger los intereses de los empresarios (pues cada animal muerto representa una ganancia menos), se les cortan los picos con una guillotina especial o con un cuchillo caliente lo cual, sin duda, les ocasiona un terrible sufrimiento, pues se sabe que el pico de estos animales es muy sensible. Finalmente, cuando las gallinas ya no producen lo suficiente para mantener su cuota de alimentación son, al igual que los pollos “de engorda”, enviadas al matadero.

Separados de sus madres, los terneros son aislados y alimentados deficientemente para hacer más blanda su carne y que los humanos puedan disfrutar la leche que naturalmente les corresponde. Finalmente son enviados al matadero.


La explotación de vacas es igualmente cruel. Generalmente, no se conoce la relación entre la industria láctea y el negocio de la carne de ternera. Las vacas, al igual que las mujeres, tienen leche con un único fin: amamantar a sus hijos. Las vacas son embarazadas de manera artificial para que puedan tener un ternero y así dar leche. A los pocos días de nacer, los terneros son separados de sus madres, encarcelados y encadenados por el cuello para minimizar sus movimientos, no pudiendo siquiera dar la vuelta. Esta tortura tiene como fin hacer más blanda su carne. Pasan los siguientes meses de su vida con una dieta antinatural, baja en hierro, y son alimentados con antibióticos para hacer su carne aún más blanda. Finalmente, son atados y  enviados al matadero donde mueren desangrándose en medio del horror, la tristeza y el sufrimiento. Entretanto, la vaca es nuevamente inseminada de manera artificial y se vuelve a repetir todo el proceso. La unión entre madre e hijo es tan fuerte en estos animales, que sufren mucho cuando son separados. El luto de las vacas puede durar varias semanas: se sabe de vacas que han escapado de las granjas para ir a encontrarse con sus hijos. Sin embargo, esto no les importa ni a los productores ni a los consumidores de productos lácteos. El objetivo para los primeros es incrementar las ganancias y para los segundos, deleitar el paladar. Y como existe una gran demanda, estos animales tienen que sufrir aún más: por ejemplo, se les inyecta constantemente la hormona de crecimiento bovino de la empresa Monsanto con el objetivo de incrementar la producción de leche hasta en un 40%. A causa de esto, las vacas desarrollan infecciones en las ubres y mastitis. Se sabe que los antibióticos administrados van a parar, también, a la leche de los consumidores, afectando su salud. Sin duda, un justo castigo.

Todo este miserable proceso de producción de lácteos y de huevos es sumamente innecesario. Los seres humanos podemos vivir perfectamente absteniéndonos de consumir carne, leche, huevos y demás productos de origen animal.

 Queremos dejar claro que el veganismo tampoco apoya la ingestión de leche y huevos  “orgánicos” o provenientes de las granjas donde los animales “viven en libertad”, por el simple hecho de que se sigue viendo a los animales como meros “medios para nuestros fines”: una estúpida visión en la que las vacas sólo “sirven” para dar leche y las gallinas para poner huevos.

 Entiéndase bien: los animales no están para servirnos, no son objetos que podamos tratar a nuestro antojo. El veganismo es una forma de rechazo coherente contra toda forma de explotación y esclavitud de los animales.

***
A causa del lavado de cerebro  que hace la industria láctea a los consumidores a través de los medios de comunicación, existe la idea generalizada de que los productos lácteos son imprescindibles. A continuación, citamos un apartado del libro La dieta vegetariana de Miguel Aguilar, donde se refuta, científicamente, la falsa creencia de que los lácteos son necesarios:




La leche

Tradicionalmente, se ha considerado la leche como un alimento de primera calidad, absolutamente necesario en la alimentación infantil y muy conveniente en la del adulto. Las razones de ello son el contenido en proteínas de alta calidad y la gran cantidad de vitaminas que contiene, en particular la D. Debido a esto, ha surgido toda una industria gigantesca basada en la leche (leches pasteurizadas, en polvo, homogeneizadas, desnatadas, etc.) y los derivados de la leche como los quesos, yogures, etc.

Parece que nadie discute la necesidad de la leche y se da por supuesta su validez y bondad como alimento. Pero ¿es así? La leche es lo que toma un bebé. ¿Es lógico que un niño o un adulto la tome? Desde luego, en el reino animal no ocurre, aunque ello no demuestra mucho. Pero el primer punto en el análisis de la bondad de la leche es preguntarse si un organismo adulto puede digerirla. El segundo punto sería plantearse si es necesaria para un niño.

1) Digestión de la leche

En el mamífero adulto, la digestión de las proteínas se inicia en el estómago por acción de la enzima pepsina. Esta encima es prácticamente inexistente en el estómago de los recién nacidos, en los cuales existe otra enzima distinta. En éstos, cuando la leche –que es su único alimento– llega al estómago, se cuaja debido a la acción de otra enzima denominada renina, que se produce solamente en el estómago de los mamíferos recién nacidos (en el ser humano está presente hasta los 3 años de edad). La razón de la coagulación es la conversión del caseinógeno, proteína de la leche, en caseína, que es insoluble. Así, los grumos de caseína se separan del suero lácteo. De esta forma el coágulo se contrae y pasa al intestino sin digerir. En el intestino pequeño se digiere el coágulo por la acción de enzimas adecuadas (principalmente tripsina).

La razón biológica del por qué de la coagulación de la leche en el estómago de los bebés y del cambio de enzimas no está muy clara todavía. Pero lo que sí se puede deducir de todo el proceso es que el mecanismo de digestión de los mamíferos está preparado para digerir la leche hasta una cierta edad, es decir, hasta el destete y a partir de ese momento el proceso de digestión cambia para enfrentarse a la digestión de otras proteínas y se olvida de la leche.

Hay más evidencias de que esto es así. En efecto, la leche contiene también azúcar, denominado lactosa, que sólo existe en este alimento. En el epitelio intestinal hay una serie de hidrolasas que rompen los azúcares. En particular, en los mamíferos recién nacidos existe la lactasa, que rompe la lactosa en monosacáridos fácilmente absorbibles. Pues bien, como la lactosa no está presente en la alimentación de ningún mamífero adulto (por adulto se entiende después del destete [excepto del hombre]), entonces es de esperar que o no exista lactasa en el epitelio intestinal de los mamíferos adultos o bien en cantidades despreciables. Y, en efecto, así ocurre.

Al igual que con los demás mamíferos, en la mayoría de los casos los bebés cesan de producir lactasa después del destete; sin embargo, ésta persiste en algunos adultos humanos sin que se conozca la razón biológica de esta anormalidad. La mayor proporción de la anormalidad biológica de mantener una producción alta de lactasa ocurre entre las personas de origen europeo sin que se sepa la razón de ello. En mi opinión, debido a la enorme ingestión de leche que se fuerza a consumir a los niños en cuanto se produce el destete (si es que se produce, ya que la gran mayoría de los niños occidentales tienen lactancia artificial), el cuerpo no tiene más remedio, como defensa, que seguir produciendo lactasa para digerir la lactosa y así evitar su fermentación en el intestino, que es lo que ocurre en las personas con intolerancia a la lactosa.

La deficiencia de producción de lactasa no significa que no pueda tolerarse la ingestión de pequeñas cantidades de leche, como cualquiera puede comprobar dando un plato de leche a un gato adulto. Aunque hay casos muy claros de intolerancia a la leche, la mayoría de las reacciones no son tan obvias y se manifiestan con producción de gases, diarrea o dolores abdominales.

Otro punto importante es el siguiente: La lecitina es un fosfoglicérido compuesto por colina, una vitamina (la B4) según muchos investigadores. Su gran importancia es como agente antigrasa para la función nerviosa, para la presión sanguínea y para la resistencia a las enfermedades. Pues bien, la leche materna contiene lecitina, es decir, colina, mientras que la leche de vaca no. Esto significa que la leche materna lleva su propio agente emulsionante de las grasas que contiene, lo que ayuda a digerirla y transportarla, mientras que la leche de vaca no. Por tanto, la grasa de esta leche se digiere de forma distinta a la materna. Si la ingestión de leche de vaca es alta, significa que reducirá las reservas de colina con el consiguiente perjuicio para el organismo. Una insuficiencia de colina desde la infancia puede conducir, muy probablemente, a padecer presión arterial alta en el futuro.

Hay otras muchas razones más o menos fundadas en contra de la utilización de la leche como alimento, pero no son tan contundentes como las 3 anteriores, por lo que no se expondrán aquí. Éstas son suficientes, ya que implican la mala digestión y lo perjudicial que puede ser desde el punto de vista de los tres componentes principales: proteínas, grasas y glúcidos.

Por tanto, puede afirmarse que, en términos biológicos, anatómicos, bioquímicos y evolutivos, ingerir leche después de los 3 años es una anormalidad y una aberración. Así, las enormes cantidades de leche que los “expertos” en nutrición infantil recomiendan ingerir a los niños en crecimiento son, literalmente, contra naturales.

            2) ¿Es la leche realmente necesaria?

En realidad, la pregunta sería si los productos lácteos, en general, incluyendo la leche, son necesarios para una alimentación completa.

En la sección de las proteínas se puede ver que los productos lácteos no son necesarios desde el punto de vista de la calidad de las proteínas, pues existen proteínas de origen vegetal con una calidad mayor o igual a la de la leche. En la sección de los minerales se comprueba que, desde el punto de vista del aporte del calcio, también puede ser sustituida ventajosamente por productos de origen vegetal. La leche y los productos lácteos son una de las poquísimas fuentes de vitamina D que existen, por ello se recomienda su ingestión. Sin embargo, en la sección dedicada a la vitamina D se ve que no es necesaria la ingestión de dicha vitamina, pues la fuente principal es su generación en la piel por exposición al sol. El resto de los nutrientes, tanto calóricos como no calóricos, se pueden obtener más fácilmente y en mayores cantidades en otros alimentos de origen vegetal.

Por tanto, la conclusión es que se puede prescindir por completo de la leche, incluso durante el crecimiento de los niños. Esta afirmación, que está completamente en contra de lo que nos han enseñado, ¿es cierta? En Human Nutrition and Dietetics (p. 588) en el capítulo dedicado a la nutrición infantil, se hace una afirmación extraordinaria:

“En la práctica, el crecimiento y el desarrollo son normalmente menores en los niños que reciben dietas pobres que contienen poca o ninguna leche. Esto no tiene por que ser así: Widdowson y McCance demostraron que si se ingiere una buena mezcla de proteínas vegetales, se obtienen excelentes velocidades de crecimiento, a despecho de la virtual ausencia de leche en la dieta. Se recomienda a veces ingerir mayores cantidades de leche. Esto puede acelerar más el crecimiento y, menos cierto, incrementar la estatura adulta, pero no hay evidencia de que ello sea deseable o que contribuya a la salud y el bienestar”.

Llegamos así al punto principal de este libro: si un niño que no toma leche está raquítico o mal desarrollado es porque no se le ha sabido alimentar bien y no ha tomado el sol, no porque la leche sea un alimento imprescindible. Por supuesto, es más fácil darle un vaso de leche al niño que ponerse a pensar en una dieta equilibrada, pero esto sólo demuestra que, en efecto, es más fácil, no que la dieta vegetariana sea inferior. Por otra parte, teniendo en cuenta los efectos secundarios comentados anteriormente, no está claro que esta aparente facilidad sea positiva, sino que incluso, a la larga, puede ser negativa para el niño.

**Extraído del número 2 de la REVISTA TIEMPO ANIMAL, México.

miércoles, 24 de octubre de 2012

La leche: un producto cruel e insano


LA LECHE: UN PRODUCTO CRUEL E INSANO

Los productos lácteos son responsables directos de la muerte y el sufrimiento de los terneros, así como de las vacas productoras de leche. LA LECHE NO ES UN PRODUCTO LIBRE DE CRUELDAD.


El objetivo de este artículo es,  desmentir los mitos existentes sobre los lácteos y entregarte información actualizada y científicamente respaldada por importantes organismos de Salud Mundial. Eso sí, sólo se hablará de la perspectiva nutricional ya que hay un capítulo en particular que se refiere a la industria en sí misma:
·         Procesos para la obtención de leche,
·         Su consecuente maltrato hacia las vacas y terneros,
·      La desinformación sistemática de la sociedad respecto a estas prácticas cotidianas.


La leche de vaca está adaptada a las necesidades nutricionales de los terneros, que, a diferencia de los bebés humanos, doblan su peso en 47 días (para los humanos son 180 días), desarrollan cuatro estómagos, y pesan 1100-1200 libras en dos años. La leche de vaca contiene unas tres veces la cantidad de proteína de la leche humana y casi un 50% más de grasa.

Ninguna especie además de la humana bebe leche después de la infancia, y ninguna especie bebe la leche de otra especie (excepto los gatos y perros domésticos, que aprenden el hábito de los humanos).

Después de los cuatro años de edad, la mayoría de las personas desarrollan intolerancia a la lactosa, imposibilidad de digerir el carbohidrato lactosa (presente en la leche), debido a que dejan de sintetizar la enzima digestiva lactasa.

¿Pero nuestra salud?
¡Nuestros niños necesitan calcio…!

Es cierto que los lácteos son una buena fuente de calcio, pero también lo son las hortalizas de hoja verde (como el brócoli y las alcachofas ), las legumbres, patatas, champiñones, frutos secos y semillas , aparte de las algas , que son el alimento más rico.

Estos alimentos logran satisfacer TODAS nuestras necesidades nutricionales y, lo más importante, SIN RIESGOS PARA TU SALUD.

El prestigioso Dr. Michael Klaper afirma que:
“Los seres humanos no tienen absolutamente ninguna necesidad nutricional de la leche de vaca”.

El "Proyecto China" , el mayor estudio a largo plazo sobre la relación de la dieta y la salud, dirigido por el Dr. Colin Campbell de la Universidad de Cornell en los Estados Unidos, arrojo   interesantes resultados: se ha demostrado que los países del tercer mundo (generalmente en África y Asia ) donde culturalmente jamás han consumido lácteos, no padecen osteoporosis y otras enfermedades relacionadas; cuando adoptan los hábitos occidentales, empiezan a desarrollar los mismos problemas de salud que afectan a nuestras sociedades.

"Contrariamente a las pretensiones de la industria láctea, esta pérdida ósea no es prevenida o detenida por un aumento del consumo de calcio tanto como por un descenso en el consumo proteico (...). Los alimentos ricos en proteína animal, como la carne, los huevos y los lácteos, lixivian calcio del organismo para neutralizar los subproductos ácidos resultantes de la descomposición del exceso de proteínas; esto provoca una pérdida neta de calcio. (…). A pesar de que la leche tiene mucho calcio, este calcio no es aprovechado convenientemente por nuestro organismo (en cambio un ternero sí lo puede aprovechar de forma correcta). 

Se han encontrado pruebas científicas sobre los riesgos de salud que conllevan el consumo de leche de vaca. Estos problemas son provocados por las proteínas, el azúcar, la grasa y los contaminantes que contienen los lácteos. La lista de problemas asociados es interminable, destacando:

·                    Alergias,
·                    Infecciones de amígdalas y oído,
·                    Asma,
·                    Anemia,
·                    Diabetes juvenil,
·                    Enfermedades coronarias,
·                    Artritismo,
·                    Sinusitis,
·                    Leucemia,
·                    Cáncer (de colon, próstata, pecho, ovarios y recto),
·                    Esclerosis múltiple,
·                    Osteoporosis,
·                    Cataratas, etc.

¿Qué hay de malo en los productos lácteos?

A continuación te presentamos un texto que es original del PCRM, siglas del Physicians Committee for Responsible Medicine (Comité de Médicos por una Medicina Responsable) (http://www.pcrm.org). Este comité estadounidense es una organización sin ánimo de lucro que fue fundada en 1985 y está apoyada por alrededor de 5.000 médicos y 100.000 seguidores. Entre sus recomendaciones figura la dieta vegetariana sin lácteos (vegana).

1.- Preocupaciones de Salud en Bebés y Niños

Las proteínas, el azúcar de la leche y la grasa saturada de los lácteos pueden representar riesgos de salud para los niños y conducir al desarrollo de enfermedades crónicas tales como obesidad, diabetes y formación de placas ateroscleróticas que pueden conducir a problemas cardíacos.

La Academia Americana de Pediatría recomienda que los bebés menores de un año no reciban leche entera de vaca, ya que la deficiencia de hierro es más probable con una dieta rica en lácteos. Los derivados de la leche de vaca son muy bajos en hierro. Si se convierten en una parte principal de la dieta, la deficiencia de hierro es más probable. Los cólicos son una preocupación adicional en relación con el consumo de leche. Uno de cada cinco bebés sufre cólicos. Los pediatras aprendieron hace tiempo que la leche de vaca era la razón.

Ahora se sabe que las madres que amamantan pueden tener bebés
propensos a cólicos si dichas madres consumen leche de vaca. Los anticuerpos de las vacas pueden pasar del flujo sanguíneo de la madre a la leche de su pecho y así al bebé. Además, las alergias a los alimentos parecen ser un resultado común del consumo de leche, particularmente en los niños.

Un reciente estudio también asoció el consumo de leche de vaca al estreñimiento crónico en los niños. Los investigadores sugieren que el consumo de leche produce llagas perianales y dolor agudo al defecar, conduciendo al estreñimiento.

El 90% de los pacientes de asma que fueron sometidos a una dieta totalmente vegetariana (sin carne, huevos o lácteos) experimentaron grandes mejorías en la frecuencia e intensidad de sus ataques (6). Según la Academia Americana de Alergias, Asma e Inmunología, la leche es la primera causa de alergias alimentarias en los niños, provocando síntomas tan diversos como mucosidad nasal etc.

2.- Osteoporosis

La leche se recomienda para prevenir la osteoporosis, aunque la investigación clínica muestra que esto no es cierto. El Estudio de Salud de Enfermeras de Harvard , que siguió a más de 75.000 mujeres durante 12 años, mostró que el aumento en el consumo de leche no tiene un efecto protector sobre el riesgo de fracturas. De hecho, el consumo superior de calcio procedente de los lácteos estaba asociado a un mayor riesgo de fracturas. Un estudio australiano obtuvo los mismos resultados. Además, otros estudios han demostrado que no hay ningún efecto protector de calcio lácteo sobre los huesos. Se puede reducir el riesgo de osteoporosis reduciendo el consumo de sodio y proteína animal en la dieta, aumentando el consumo de frutas y verduras, haciendo ejercicio , y asegurando un adecuado consumo de calcio procedente de vegetales tales como las hortalizas de hoja verde y las legumbres, así como productos enriquecidos con calcio como los cereales de desayuno y algunos jugos.

3.- Enfermedades Cardiovasculares

Los productos lácteos -que incluyen quesos, helados, leche, mantequilla y yogurt - aportan cantidades importantes de colesterol y grasa a la dieta. Las dietas ricas en grasa y grasas saturadas pueden aumentar el riesgo de diversas enfermedades crónicas como son las enfermedades cardiovasculares. Una dieta vegetariana baja en grasas que elimine los lácteos, en combinación con el ejercicio, dejar de fumar, y combatir el estrés, permite no solo prevenir los problemas cardiacos, sino también recuperarse de ellos.

Robert Cohen, autor de "Leche: el Veneno Mortal", estima que, cuando el americano medio llega a los 50 años, ha consumido la misma cantidad de colesterol procedente de los lácteos que el contenido en 1 millón de lonchas de bacon (2).

 4.- Cáncer

Diversos tipos de cáncer, como el de ovario, han sido relacionados con el consumo de lácteos. El azúcar de la leche, la lactosa, se descompone en el organismo en otro azúcar, la galactosa . A su vez, la galactosa se descompone más por la acción de las enzimas. Según un estudio del Dr. Daniel Cramer y sus colegas de Harvard , cuando el consumo de lácteos excede la capacidad de las enzimas de descomponer la galactosa, pueda acumularse en la sangre y pueda afectar a los ovarios femeninos. Algunas mujeres tienen niveles particularmente bajos de estas enzimas, y cuando consumen lácteos de forma regular, su riesgo de padecer cáncer de ovario puede alcanzar el triple que en otras mujeres.

Los cánceres de mama y próstata también han sido relacionados con el consumo se lácteos, presumiblemente asociado, al menos en parte, al aumento de una sustancia llamada factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-1). El IGF-1 se encuentra en la leche de vaca y se ha demostrado que aparece en niveles superiores en la sangre de individuos que consumen lácteos de forma regular. Otros nutrientes que aumentan el IGF-1 se hallan también en la leche de vaca. Un reciente estudio demostró que los hombres que poseían los mayores niveles de IGF-1 tenían más de cuatro veces el riesgo de cáncer de próstata en comparación con aquellos que poseían los niveles más bajos.

5.- Diabetes

La Diabetes dependiente de insulina (tipo I o inducida en la infancia) está asociada al consumo de lácteos. Estudios epidemiológicos de diversos países muestran una fuerte correlación entre el uso de lácteos y la incidencia de esta diabetes. Los investigadores descubrieron en 1992 que una proteína específica de los lácteos provoca una reacción autoinmune, que se sospecha que es lo que destruye las células productoras de insulinas del páncreas.

6.- Intolerancia a la lactosa

La intolerancia a la lactosa es común en muchas poblaciones, afectando en Norteamérica aproximadamente al 95% de los asiáticos, al 74% de los nativos americanos , al 70% de los africanos , al 53% de los mexicanos , y al 15% de los caucásicos . Los síntomas, que incluyen molestias gastrointestinales, diarrea y flatulencia, suceden porque estos individuos no poseen las enzimas que digieren la lactosa. Además, aparte de estos síntomas no deseados, los bebedores de leche se están también arriesgando a desarrollar otras enfermedades crónicas y dolencias.

7.- Toxicidad de la Vitamina D

El consumo de leche puede que no proporcione una fuente consistente y fiable de vitamina D en la dieta. En los muestreos de leche se han encontrado variaciones significativas en el contenido de vitamina D, con algunas muestras que presentan hasta 500 veces el nivel indicado, mientras que otras poseían poca o ninguna. Un exceso de vitamina D puede ser tóxico y puede provocar niveles excesivos de calcio en la sangre y en la orina, una absorción superior de aluminio por el organismo y depósitos de calcio en los tejidos blandos.                                                                                                           

8.- Contaminantes

Se suelen utilizar comúnmente hormonas sintéticas como la hormona de crecimiento bovino recombinante (rBGH) para las vacas lecheras con el fin de aumentar la producción de leche. Cuyos fabricantes dicen que aumenta la producción de la vaca en un 20%. Eso no es todo. Según la advertencia gubernamental que, por ley, debe acompañar los paquetes de la BGH   de la empresa Monsanto, el uso de esta hormona "ha sido asociado con incrementos de quistes ováricos y desórdenes del útero" y puede aumentar el número de vacas aquejadas de mastitis (11). Las tasas superiores de infecciones en las vacas han conducido al aumento en el uso de antibióticos - en un momento en que los científicos dicen que el abuso de antibióticos ha provocado que cada vez más cepas de bacterias se vuelvan resistentes a los medicamentos. La Unión de Consumidores, que publica la revista Consumer Reports, advierte que unas tasas superiores de infección en las vacas también significan mayor presencia de pus en la leche que se consume (12). Algunos investigadores también desconfían de los efectos a largo plazo del consumo de leche de vacas tratadas con BGH. Por ejemplo, el Dr. Samuel Epstein, profesor de sanidad ambiental en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Illinois, cree que dicha leche podría aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer en los humanos (13).

Como puedes ver, la creencia popular de que los lácteos son el "alimento perfecto" ya no se encuentra dentro de los estamentos de la ciencia y medicina. ¡¡¡Incluso, son considerados peligrosos para la salud!!!
                                                                                                                                            
Es una vida de vacas

Las vacas de nuestras granjas actuales viven sólo unos 4 o 5 años, en contraposición a la esperanza de vida de 20-25 años que gozaban las vacas de épocas anteriores. Para mantener a los animales en altos niveles de productividad, los lecheros las mantienen constantemente embarazadas mediante la aplicación de la inseminación artificial. Los granjeros también usan una gama de drogas, como la hormona de crecimiento bovino (BGH); la prostaglandina, que se usa para provocar el celo a la vaca cuando el granjero desea que sea inseminada; antibióticos; e incluso tranquilizantes, para influenciar la productividad y el comportamiento de las vacas.

¿Qué le sucede al ternero? 

Quizás el mayor dolor sufrido por las vacas de la industria lechera es la repetida pérdida de sus crías. Los machos son generalmente apartados de sus madres en las primeras 24 horas y vendidos por subasta para la escandalosa industria de la ternera o a los productores de vacuno. Si se mata la ternera de joven, su cuarto estómago es también usado en la elaboración del queso; contiene renina, un enzima usado para cuajar (o coagular) la leche y convertirla en queso. El cuajo, de cuya membrana es un extracto la renina, también puede ser usado en este proceso. Es posible producir queso sin cuajo (disponible en tiendas de dietética), pero la íntima conexión entre las industrias lecheras, cárnicas y peleteras hacen que sea más barato para los productores de queso usar despojos de ternero que un enzima de origen vegetal. Tras 60 días, la vaca será embarazada de nuevo. Durante unos siete meses de sus siguientes nueve meses de embarazo, a la vaca le seguirán ordeñando la leche destinada para su ternero anterior. Una típica vaca lechera industrial parirá tres o cuatro veces en su corta vida. Cuando su producción de leche decae, es enviada al matadero.

Referencias:
(1) Dana Wood, W, Nov. 1996, p. 114.
(2) Robert Cohen, “Milk: The Deadly Poison,” Earth Island Journal, Summer (Southern Hemisphere) 1997-98, p. 19.
(3) “Calcium: High Intakes May Double Hip Fracture Rates,” Lunar Osteoporosis Update, Nov. 1997.
(4) Neal Barnard, M.D., Eat Right, Live Longer (New York: Harmony Books, 1995), p.162.
(5) John A. McDougall, M.D., and Mary A. McDougall, The McDougall Plan (Piscataway, N.J.: New Century Publishers, Inc., 1983), p. 52.
(6) John Robbins, Diet for a New America (Walpole, N.H.: Stillpoint Publishing, 1987), p.300.
(7) “Some Doctors Can’t Swallow ‘Drink Your Milk’ Admonition,” Las Vegas Review-Journal, 8 Mar. 1996.
(8) McDougall, op.cit., pp. 49-50.
(9) Jack Anderson and Dale Van Atta, “Stray Voltage Killing U.S. Dairy Cows,” The Washington Post, 9 Aug. 1989.
(10) Marla Cone, “State Dairy Farms Try to Clean Up Their Act,” Los Angeles Times, 28 Apr. 1998, p. A1.
(11) The Humane Farming Association, “Special Report: Bovine Growth Hormone,” 1994.
(12) Kathleen Day, “Dairy, Consumer Groups Udderly at Odds on Cow Hormone,” The Washington Post, 2 May 1995, p. D1.
(13) Anita Manning, “Risk of Cancer Debated,” USA Today, 23 Jan. 1996, p. 1D.

 *Fuente: PETA (Personas por un Trato Ético hacia los animales)